Enrique está sólo.
Es un artículo que me ha llamado mucho la atención por su humanidad, su sencillez, su dureza, y, en cierto modo, ese gusanillo que te queda… ¿Actuaría yo igual? Te describe la escena con sencillez, pero con cierto grado de crudeza y una gran dosis de realismo. Es muy fácil evocar la urgencia, el anciano buscando ayuda… Porque en el fondo, todos hemos estado allí alguna que otra vez, y hemos visto escenas parecidas: gente mayor que en ocasiones se encuentran solas y necesitadas de ayuda, atención, o cariño.
Enrique es un anciano que se siente solo y desamparado. El artículo habla de política, temas en teoría importantes y en la práctica intranscendentes para muchas personas, entre otras este anciano, cuya única preocupación es que alguien le ayude a llegar a casa, y por un problema de incontinencia se le niegue incluso un servicio de taxi. Le llevan al hospital, pero luego, no lo llevan a casa, y ha de buscarse él mismo el medio de llegar. Pero cuando intenta coger un taxi, se lo niegan porque huele mal. Y bueno, en cierto modo… ¿Qué espera un taxista en un hospital? ¿Gente de etiqueta? Está enfermo, se encuentra mal, como todos los que van a urgencias. Pero la diferencia es que él se encuentra solo. El final del artículo me ha llamado especialmente la atención, tocándome la vena sensible: ¿Usted querría ser mi amigo?
Por suerte hay gente que es buena por naturaleza, que siempre está dispuesta a ayudar. Un taxista se niega a realizar su trabajo, cobrando, por el olor, a un anciano que está solo. Al final se va en un Mercedes, y gratis. Es un artículo que hace reflexionar sobre las cosas verdaderamente importantes de la vida, como la amistad, tener a alguien en la vida, la solidaridad y la humanidad de las personas.
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Hace 3 años
